Viajar para sobrevivir: La importancia de nuestras reservas naturales como refugios para aves costeras

Playero Pectoral (Calidris melanotos), foto cortesía de Julio Salgado.

A medida que llegaba el otoño, nuestras playas y humedales comenzaron a recibir varias especies de playeros y otras aves costeras, las cuales nos visitan cada año como parte de sus rutas migratorias. La Reserva Natural Hacienda la Esperanza en Manatí (RNHLE) posee ecosistemas diversos entre los cuales figuran las playas arenosas, costas rocosas y varios tipos de humedales y pastizales. Estas aves viajan miles de millas desde su zonas de reproducción en la tundra ártica y encuentran en el Caribe espacios vitales para completar su migración en busca de climas cálidos, ya sea a través de paradas breves o estadías prolongadas durante la época invernal. Los  ecosistemas antes mencionados son atractivos a estas especies que se detienen en busca de áreas de descanso y alimentación.

Especies como el playero picocorvo (Numenius phaeopus), el chorlito dorado (Pluvialis dominica), el playero pectoral (Calidris melanotos), el playero arenero (Calidris alba), entre otros, visitan nuestras costas durante esta temporada y ofrecen oportunidades a los entusiastas de la ornitología para observar, fotografiar y registrarles. En Puerto Rico y otras regiones caribeñas la temporada ideal para avistar estas especies es entre los meses de agosto a noviembre, aunque la misma puede extenderse hasta los últimos meses del invierno.

Playero Picocorvo (Numenius phaeopus), foto cortesía de Jorge Morales.

Playero Picocorvo (Numenius phaeopus), foto cortesía de Jorge Morales.

Ya a principios de septiembre. los humedales y playas desiertas comenzaron a recibir los primeros visitantes de la migración de playeros. En la RNHLE en Manatí, el día 26 de agosto de 2014, observamos agujetas piquicortas (Limnodromus griseus), playeros pectorales (Calidris melanotos) y un playero picocorvo (Numenius phaeopus), mientras buscaban alimento en terrenos anegados dentro de los llanos de la reserva. Las agujetas piquicortas son aves que encuentran su refugio ideal en salitrales, estuarios y áreas anegadas en llanos agrícolas y se les conoce por su manera particular de buscar alimento, el cual se asemeja al movimiento de una aguja en una máquina de coser. Esta ave se caracteriza por ser capaz de viajar hasta 2,500 millas sin hacer paradas de descanso en sus rutas. Otra de las especies observadas es el playero pectoral, el cual migra hasta América del Sur para pasar el invierno, incluso cuando en ocasiones puede viajar a reproducirse hasta el norte de Siberia. El playero pectoral también prefiere áreas de terrenos anegados en pastizales y se alimenta de insectos y otros invertebrados. El último playero que reseñaremos es el playero picocorvo, esta ave de tamaño grande, pico curveado y comportamiento solitario, se alimenta de crustáceos pequeños, invertebrados e insectos. Es un playero que se ha observado en el área por periodos cortos a través de los últimos años (2007-2014) y entendemos que utiliza estos espacios como escala durante su migración antes de continuar su travesía hacia América del Sur, donde pasa el resto del invierno. Al momento de la entrega de este artículo, se registró una avoceta americana (Recurvirostra americana), la cual es una nueva ocurrencia para el área de la desembocadura del Río Grande de Manatí.

Agujeta piquicorta (Limnodromus griseus), foto cortesía de Carolina Soto.

Agujeta piquicorta (Limnodromus griseus), foto cortesía de Carolina Soto.

Uno de los mayores impactos que enfrentan los playeros durante su ruta migratoria es la eliminación o degradación de humedales que sirven como refugio y ofrecen alimento. Las reservas naturales como Hacienda la Esperanza y otras áreas naturales protegidas, proveen espacios necesarios para la subsistencia de éstas y otras especies. Durante esta temporada migratoria visita la Hacienda la Esperanza y ayúdanos a registrar éstas importantes especies a través del portal cibernético eBird Puerto Rico (www.ebird.org/pr).